fenómeno de raynaud
Qué es
El francés Maurice Raynaud dio nombre a este trastorno que se caracteriza por una disminución de la circulación sanguínea en los dedos de las manos y de los pies, que produce dolor y cambios de coloración en dichas localizaciones. En ocasiones puede afectar a otras zonas como los labios, la nariz y las orejas. Los factores que lo desencadenan son los cambios de temperatura (generalmente el frío) y las situaciones de estrés y emociones.
La disminución de la circulación sanguínea en manos y pies se produce por una contracción de los vasos sanguíneos, que enlentece la llegada de sangre. Como en las manos y pies, normalmente los vasos son pequeños, este cierre del vaso (vasosoespasmo) hace muy difícil la llegada de sangre y por lo tanto la oxigenación de la piel, provocando el cambio de coloración.
Prevalencia
Aparece con mayor frecuencia en las mujeres, en la 2ª y 3ª década de la vida. Cuando ocurre sin causa aparente se le denomina fenómeno de Raynaud primario o enfermedad de Raynaud. Cuando se asocia a otra enfermedad, se le llama fenómeno de Raynaud secundario. La frecuencia del fenómeno de Raynaud primario es aproximadamente del 3-4% de la población general y la del secundario depende de la enfermedad subyacente.
Es normal que a cualquier persona expuesta al frío intenso le disminuya la circulación sanguínea distal, pero cuando se padece el fenómeno de Raynaud, es tal la sensibilidad a los pequeños cambios de temperatura, que se puede producir un ataque por estar en una habitación con aire acondicionado.
El fenómeno de Raynaud secundario se asocia con mayor frecuencia a las enfermedades reumáticas del colágeno, también llamadas autoinmunes. Aparece con más frecuencia en la esclerodermia y el síndrome de Sjögren, pero también puede hacerlo en otros tipos artritis, como lupus eritematoso o artritis reumatoide.
Síntomas
En situaciones de frío, emociones o estrés aparecen los síntomas de forma episódica, como brotes o ataques, que duran de 10 a 15 minutos, o incluso horas. Los ataques son siempre reversibles y raramente causan un daño importante de los tejidos. No hay que confundirlos con otros procesos isquémicos, como la trombosis o las vasculitis, que son irreversibles y provocan daño estructural.
Los síntomas habituales del fenómeno de Raynaud son:
1. Cambio de coloración de la piel en una secuencia de tres fases, blanca-azul-roja. Primero se vuelve blanca por que llega poca sangre, en segundo lugar se pone azul al quedarse estancada la sangre y en tercer lugar se pone roja (a veces morada) porque la luz del vaso sanguíneo se abre y vuelve a circular el flujo sanguíneo. Por lo menos tienen que producirse dos de los tres cambios de coloración y en el orden expuesto y siempre tiene que existir la fase de palidez.
2. Dolor en los dedos cuando están fríos.
3. Hinchazón, hormigueo o dolor cuando se recupera el flujo de la sangre (fase hiperémica).
En los casos graves aparecen úlceras de la piel y pérdida de estructuras en la parte distal de los dedos. Habrá que extremar las precauciones cuando haya heridas en la piel para evitar las infecciones.
Diagnóstico
Si una persona tiene los síntomas que hemos referido, debe acudir a su médico para que lo estudie y descarte otros procesos que se pueden parecer. Lo primero que hace el médico es interrogar sobre los síntomas y hacer un reconocimiento médico general. Los análisis generales y los especiales como la búsqueda de anticuerpos antinucleares le permiten saber si está asociado a alguna enfermedad.
Actualmente se aplica, de forma sistemática, una técnica muy sencilla y cómoda para el paciente, que es ver con un microscopio la zona distal de los dedos, buscando anormalidades vasculares. Se le denomina capilaroscopia y permite, por ejemplo, diagnosticar la esclerodermia del fenómeno de Raynaud secundario.
Si el médico diagnostica fenómeno de Raynaud, probablemente deberá un seguimiento del problema. El pronóstico en el fenómeno de Raynaud primario es bueno, sin mortalidad y con escasas complicaciones. El pronóstico del fenómeno de Raynaud secundario se relaciona directamente con la causa que lo provoca y depende de la intensidad de la isquemia y los tratamientos que apliquemos para mejorar el flujo sanguíneo.
Establecer un correcto diagnóstico es importante porque, según la causa, la efectividad de muchas terapias depende de que sean utilizadas al inicio de la enfermedad.